Acabo de introducir un supositorio en mi ano. De ti depende si gustas seguir leyendo.
Resulta que fui al doctor y me mandó a hacerme unos análisis de orina y de mierda (me dijo “copro”, pero todos sabemos que eso es una mierda) para comprobar si en realidad estoy enfermo de lo que aparentemente estoy. No les diré de qué, esas ya son muchas confidencias.
Del tingo al tango andaba cuando me di cuenta que ayer jueves me tocaba llevar mi primera muestra de heces fecales al laboratorio (tengo que llevarles una durante tres días seguidos), pero sucede que soy nuevo en esto de cagar en frasquitos. Así que, con anticipación, le pregunté a mi padre el desmadrito que había que hacer… esperen… creo que ya no aguanto.
...
Como les contaba, mi padre me explicó que tenía que deshacerme de mis desechos sólidos encima de un periódico, y que luego, con una cucharita desechable, me las ingeniara para trasladar una porción de excremento hasta el desdichado recipiente colector. Me dijo que había que llevar la muestra en la mañana, así que me recomendó efectuar la misión en la noche anterior o en la mañana misma de la entrega.
Lo que yo no le dije a mi padre fue que yo no hago popó de noche, y mucho menos en la mañana, pues soy un zombie a esas horas y es bien sabido que los zombies no hacen del dos.
Pasó lo que tenía que pasar. O sea que no pasó nada y no pude llevar mi primera muestra. Mi madre se disgustó porque, bueno, ustedes saben cómo se ponen las madres cuando uno no zurra cuando ellas quieren. Aclaro que es una metáfora, no piensen mal de mi madre.
Hoy me toca llevar la que sería mi segunda muestra (que en realidad será la primera) y me siento contento porque ya está todo listo. La verdad, no sé qué habría hecho sin ese supositorio. No voy a decir que se siente bien rico tener un poco de glicerina en el tracto rectal, pero al menos esta noche podré dormir tranquilo sabiendo que al despertar tendré de nuevo en mis manos un poco de mi mierda, y, si llegaste hasta acá, tú también.
Resulta que fui al doctor y me mandó a hacerme unos análisis de orina y de mierda (me dijo “copro”, pero todos sabemos que eso es una mierda) para comprobar si en realidad estoy enfermo de lo que aparentemente estoy. No les diré de qué, esas ya son muchas confidencias.
Del tingo al tango andaba cuando me di cuenta que ayer jueves me tocaba llevar mi primera muestra de heces fecales al laboratorio (tengo que llevarles una durante tres días seguidos), pero sucede que soy nuevo en esto de cagar en frasquitos. Así que, con anticipación, le pregunté a mi padre el desmadrito que había que hacer… esperen… creo que ya no aguanto.
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Como les contaba, mi padre me explicó que tenía que deshacerme de mis desechos sólidos encima de un periódico, y que luego, con una cucharita desechable, me las ingeniara para trasladar una porción de excremento hasta el desdichado recipiente colector. Me dijo que había que llevar la muestra en la mañana, así que me recomendó efectuar la misión en la noche anterior o en la mañana misma de la entrega.
Lo que yo no le dije a mi padre fue que yo no hago popó de noche, y mucho menos en la mañana, pues soy un zombie a esas horas y es bien sabido que los zombies no hacen del dos.
Pasó lo que tenía que pasar. O sea que no pasó nada y no pude llevar mi primera muestra. Mi madre se disgustó porque, bueno, ustedes saben cómo se ponen las madres cuando uno no zurra cuando ellas quieren. Aclaro que es una metáfora, no piensen mal de mi madre.
Hoy me toca llevar la que sería mi segunda muestra (que en realidad será la primera) y me siento contento porque ya está todo listo. La verdad, no sé qué habría hecho sin ese supositorio. No voy a decir que se siente bien rico tener un poco de glicerina en el tracto rectal, pero al menos esta noche podré dormir tranquilo sabiendo que al despertar tendré de nuevo en mis manos un poco de mi mierda, y, si llegaste hasta acá, tú también.
Y para que no digan que pura mierda les traigo, aqui les inserto una guía ilustrada de cómo ponerse correctamente un supositorio, que lo disfruten.

3 comentarios:
ESTABA PENSANDO QUE QUIZA NADIE TE HA HECHO COMENTARIOS, PORQUE AUNQUE TENEMOS QUE VER CON MIERDA TODOS LOS DÍAS, NO QUEREMOS SABER MÁS DE ESO, YO POR MI PARTE LIMPIO LA DE MIS OCHO CACHORROS TODOS LOS DÍAS Y LO HAGO ALEGREMENTE Y ALGUNA VEZ LIMPIÉ TAMBIEN LA DE MIS HIJOS Y NUNCA ME SENTÍ AGOBIADA POR HACERLO.
ahora cada que te vea no podré evitar el imaginarte en pose de aguilita encima de un periódico!!
salomé: puede que tengas razón, no nos gusta saber de mierdas. O quizás simplemente nadie lee esto.
ale: lo bueno (no es cierto) es que casi nunca nos vemos... saludos!
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