sábado, 18 de octubre de 2008

Mi zorrita ideal especial

La vida pasa y no te das cuenta de ello, o tal vez tratas de ignorarlo. Pero aún así, envejeces, y lo más curioso es que te enteras justo a la mitad de un examen, donde por cierto estás resolviendo un problema que nada tiene de relación con este, con un dolor agudo en la cabeza y luego con un piquete en las vísceras. Enseguida asimilas que jamás habías sentido esos dolores, al menos no tan seguido. Te haces vieja piensas.

Todo pasa. Un día estás preocupada porque pronto entrarás a la secundaria, y al siguiente estas debatiéndote a muerte en la universidad. Un día conoces a alguna banda o a algún músico y, se convierten en parte de tu vida por mucho tiempo, y al siguiente día, estás oyendo música completamente diferente. Un instante estás dándote unos cálidos besos con quien piensas será el padre de tus hijos, y al siguiente estás fornicando con un bastardo cualquiera. En un instante, tu cuerpo está en el éxtasis absoluto a segundos de un fabuloso orgasmo, y al siguiente, te da esa sensación de vacío que te sumerge en tus pensamientos más depresivos. Bueno, no todos los orgasmos han sido así, ha habido algunos que te han dejado agotada y feliz, y que alcanzan a serenar muy bien esa parte de tu cabeza que insiste en llamarte zorra.

Tú no eres una zorra, ¿cómo serlo? Si eres exactamente lo que papi quería que fueras, una niña modelo: hermosa, conservadora, de sonrisa discreta y dientes perfectos, excelente desempeño escolar y una reputación intachable que no revela ni una de las borracheras mentales que tanto has disfrutado.

Te lo repites a diario, eres lo máximo, y hasta tienes a tus fieles servidumbres que se encargan de enaltecer tus talentos y borrar tus defectos. Disfruta, por favor, del pintoresco paisaje alucinógeno que vives a diario. La insulsa y plástica vida que has creado para ti.

Hubo un tiempo, donde ciertos ciervos a tu servicio se brincaron la barda, vislumbraron nuevos horizontes y entendieron que no eras lo máximo. Trataron de explicarte, trataron de mostrarte tantas cosas, pero tu vanidad y tu orgullo eran mucho más grandes y, resolviste, con cierto aire de arrogancia, que habían dejado de ser gratos a tus ojos. E hiciste lo mismo que haces con aquellos que representan una amenaza a tu inmaculada imagen. Así es, los confundiste con tus encantos, los hiciste dudar, los empequeñeciste y finalmente les diste el jalón final, procurando sin embargo, dejarlos atados a ti con un fino hilo casi imperceptible por si algún día los llegaras a necesitar de nuevo. Te lo aplaudo, eres el ser más astuto que haya conocido.

Pero debo advertirte querida, que la vida pasa y no te das cuenta de ello. O tal vez sí. Y es por eso que tus miedos se vuelven presentes y se apoderan de ti, y un simple dolor de cabeza en medio de un examen te hace recordar todas las cosas que han pasado, las cosas que has vivido, el daño que has hecho y, la forma en que graciosa y cándidamente te has desentendido de aquellas responsabilidades.

No lo olvides cariño, el tiempo pasa, y cada orgasmo que tengas se llevará tu juventud y tu frescura. Las hienas que te rodean te han de abandonar el día que dejes de producir carne putrefacta, no sin antes tratar de morder y desgarrar tu, hasta ahora, blanca y suculenta carne.

No te angusties mi vida. Deja de pensar en tonterías. Termina ya tu examen, sólo fue un repentino dolor de cabeza. Todo ha pasado ya. Verás que pronto te convertirás en el orgullo de papi, en la zorrita ideal especial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja, si no fuera porque firmas como macho, diría que eres una vieja, has descrito mi sentir femenino a la perfección

Caimito Cienfuegos dijo...

anónimo: muchos pensarian que caimito no es un nombre muy masculino. bueno, todo sea por esconder la identidad. gracias por sus comentarios, no deje de leernos. saludos!